*158 Aniversario Luctuoso de Ignacio de la Llave

Autoridades municipales, en la ceremonia por el 158 Aniversario Luctuoso del General Ignacio de la Llave, depositaron ofrenda floral en el mausoleo del héroe orizabeño.

El presidente municipal, Igor Rojí López, presidió los honores. Y el regidor primero, Emmanuel Gómez García ofreció el discurso oficial:

«El día de hoy, el tiempo nos ha encontrado para honrar a un orizabeño ejemplar, valiente, visionario, virtuoso, tenaz; a quien se le reconoce como uno de los orizabeños más ilustres de la república mexicana: El general Ignacio de la Llave y Segura.

Nacido en la casa número 36 de la antigua calle de San Rafael (hoy sur 3) en 1818, don Ignacio de la Llave hizo sus primeros estudios en el Colegio Preparatorio de Orizaba, donde se inició en la carrera de leyes, paso después a la ciudad de México para titularse como abogado en 1841.

Terminando su carrera, ejerció por varios años su profesión de abogado aquí, en la ciudad de Orizaba y se afilió a la masonería en la logia masónica del Rito Escocés antiguo.

Liberal por convicción en 1842 se unió al partido liberal mexicano

En 1844, depuesto Santa Ana por el congreso y sustituido por el general Paredes, Santa Ana fue encarcelado y después deportado y en esta caída Ignacio de la Llave tuvo una participación decisiva. De la Llave arrancó del salón de cabildos el retrato del controvertido usurpador y arrojándolo al suelo con desprecio hizo mofa y escarnio de él.

En 1845 ocupo la Presidencia Municipal de Orizaba

El 9 de marzo de 1847, siendo Santa Ana nuevamente presidente de México, nuestra patria sufrió la invasión norteamericana e Ignacio de la Llave, con el grado de coronel, al frente de 500 hombres del Batallón Orizaba, luchó contra las fuerzas de ocupación, hasta que cayó el Puerto de Veracruz que era defendido por Manuel Gutiérrez Zamora. En la desigual batalla el coronel De la Llave arengaba a sus compañeros a no rendirse, a no deponer las armas a pesar de la desventaja evidente. En cada instrucción y mandato acrecentaba el valor y el patriotismo de los soldados.

Después de la lamentable derrota, el gobernador del Estado, Don Juan Soto y Ramos, acompañado del coronel de la Llave seguían guerreando contra los invasores entre Huatusco y Misantla. Ese era su nivel de gallardía y valor.

Lo demás es historia… El 2 de febrero de 1848 se firmó en Guadalupe Hidalgo el ignominioso tratado de paz por el que perdimos por 7 millones, más de la mitad de nuestro territorio.

Ignacio de la Llave participó en la estructura de las Leyes de Reforma al lado del “Benemérito de las Américas”, Benito Juárez.

El 27 de junio de 1861, De la Llave volvió a Veracruz para ocupar en sustitución de Gutiérrez Zamora la Gubernatura del Estado, siendo nombrado poco después Gobernador Constitucional.

Como Gobernador del Estado trasladó los poderes a Xalapa y no se olvidó de su tierra Natal, Orizaba, a la que le destino recursos, incluso propios, para la construcción del Gran “teatro Llave” y la Introducción del ferrocarril mexicano hacia Orizaba.

La bala que hirió al General de la Llave , por la espalda el 23 de junio de 1863 de mano de los traidores de la Patria, de aquellos que debían protegerlo y llevarlo con bien al encuentro con Juárez, de aquellos que les deslumbró el oro más que cumplir su labor de defender a la patria, nos recuerda que en México aún necesitamos héroes; patriotas de carne y hueso que se atrevan a poner encima de sus intereses el amor por su país; que no los mueva la ambición ni el poder, sino la firme convicción de lealtad a aquello que más amamos: Nuestra Patria.

Esos héroes que se han esparcido con el tiempo, adormilado, perdido. Porque reditúa mas ser quien dispara la bala que quien la recibe honroso, sabiendo que hizo lo correcto hasta el final de sus días. Esos héroes que inspiran valor, gallardía, y que hacen que hoy recordemos a quien ha sido el patriota más grande que ha dado nuestra tierra.

Esos héroes serán aquellos que cambien el rumbo de este país, que se atrevan a encarar y a enfrentar lo que tanto le daña y lo lastima: La pobreza, la corrupción; pero, sobre todo, la indiferencian de un pueblo que ve como le arrebatan su país en la cara y no se atreve a hacer nada.

Y esos héroes tendrán que surgir de nosotros, los ciudadanos de a pie, los que estamos hartos, los inconformes con lo que vemos, los que buscamos día con día una mejor nación».

(VC / Noticiero Paréntesis.TV)